viernes, 30 de julio de 2021

¿KARMA O SUPERSTICIÓN?

¿Piensan que aquellos dieciocho, sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Te digo que no!
Lucas 13:4

Hoy es muy habitual escuchar "Ha sido el Karma", cuando alguien con no muy buena reputación sufre un percance, atribuyendo el mal sufrido a una especie de fuerza vengadora que aplica el "ojo por ojo" y "diente por diente" a todo bicho viviente que obra perversamente, hasta que todos queden ciegos y coman puré.
Esto podría quedar en una superstición más, si no fuese porque te encuentras con personas de muy diversa índole, que creen en esto del "Karma vengador", depositando en él su esperanza de que éste, haga lo que ellos no pueden, así que esperan que el Karma les sirva este plato tan frío. Lo peor no es que los ateos, que supuestamente no creen en nada que no puedan morder, crean en esta superchería de espiritualidad aberrante o que lo hagan los cristianos. Lo peor es que creer en el karma hace daño.
Hace daño porque relacionamos error o maleficencia con castigo y el bien con recompensa, al mismo nivel. 
Algunos pensarán que esto hasta es bueno y justo, pero la justicia ejemplarizante es todo menos justo.
Pues no actúa desde la compasión por el otro o con un fin rehabilitador sino desde el rencor karma negativo o el interés desde el Karma positivo. 
Exactamente el daño se encuentra en el deseo del mal y resarcimiento por el mal del otro, aliviando temporalmente un mal mayor que habita en todos, para luego hacer un efecto rebote y este aumento de la tolerancia al mal ajeno o propio. Pues el daño que deseamos o justificamos siembra el mal y el daño en nosotros.
No hace falta que intervengamos directamente en el hecho, pues participamos de alguna manera en el origen del mal mismo cuando justificamos cualquier tipo de mal por los actos del que lo ha sufrido.
El Karma positivo no es mejor que el negativo, pues espera que haciendo cosas positivas por otros, el favor se nos devuelva, desvirtuando totalmente el bien filantrópico o la gratuidad. Quien espera el bien por interés está haciendo un acto egoísta aunque haya salvado la vida de miles de personas, pues espera recompensa y no ve el verdadero bien, que es algo se surge de forma natural en una persona integra, no siendo este bien de nadie, para ser un bien universal fruto del amor desinteresado y del desprendimiento de uno mismo. Por eso no se le puede atribuir a nadie, ni a quien lo hace. Cómo dice el Evangelio: "Nosotros sólo hacemos nuestro trabajo" , dando a entender que nosotros intervenimos pero no es nuestro.
O "Lo que se os ha dado gratis, dadlo gratis", no esperando nada, porque si algo esperamos haciendo el bien, estamos creando unas pretensiones que terminarán siempre en frustración y cansancio.
Dios no entiende de Karmas, sino de oportunidades de cambio y crecimiento.
No nos olvidemos del gran ejemplo que nos pone Jesús al respecto con la historia del hijo pródigo (Lucas 15, 11-32). Como un padre recibe con honores a un mal hijo arrepentido, mientras su hermano mayor sufre de envidia por esperar el Karma y no la acción amorosa y transformadora de Dios en todo que vive en Él.
También tenemos el ejemplo de la parábola de la viña (Mateo 20) donde la recompensa para el trabajo es igual para todos, aunque unos lleven trabajando el doble que otros. Pues la recompensa es para todos y los que trabajan por ella, viven rabiando.

Por último, vamos al principio de esta publicación, donde Jesús habla de las 18 víctimas de la torre de Siloé, a las que habian cometido un grave pecado según los judíos. Pero Jesús les dijo que ellos eran igual de culpables que cualquiera.

Los judíos y ahora también nosotros relacionamos la enfermedad y el accidente con las malas acciones, justificando así el mal y por lo tanto haciendonos partícipes del mismo, con el daño por carencia de amor y bien que tiene este sertir.
¿Qué mal habrían hecho entonces los miles de personas migrantes muertas en el Mediterráneo? ¿O los niños muertos en las guerras o por el hambre?

Nuestros actos no tienen ninguna fuerza (karma) que no sea la misma la que se produce por si misma. Más bien es la fuerza interior o la carencia de ella, la que pueden llevar al acto u omisión. Siendo la acción fruto de la fuerza interior y no al contrario. Lo importante es lo que sentimos antes durante y tras el acto. 
Es el sentir del ser quien dirige el acto.

Otra cosa es lo que dice Pablo en Gálatas 6:7, "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará".
Pero esto no es Karma sino fruto de una forma de vida y un trabajo.

La falta de criterio y vivencia espiritual, está haciendo que caigamos en la magia o creencias con las que Jesús ya tuvo que luchar hace 2021 años. 
La mediocridad espiritual de la religión y la falta de experiencia vivencial de la Fe, unido a la incoherencia de las instituciones religiosas, nos deja a merced de las supersticiones y las pseudoreligiones, fruto de las creencias más oscuras de un pueblo que aún no vive la liberalización, sino las cadenas del tener, poseer y alcanzar metas banas.

Mucho camino nos queda, pero no perdamos el ánimo, continuemos confiando, sintiendo la Paz y comiendo su pan, que es gratuidad.

Daniel Almagro




1 comentario:

  1. Aprecio mucho la claridad con que expones la descripción de la realidad actual.

    ResponderEliminar

PREMIO COMPROMISO

https://trescantosplus.es/lola-diaz-y-daniel-almagro-mision-emmanuel-premio-compromiso-2023-como-personas-ejemplares/ Lola Díaz y Daniel Alm...