lunes, 24 de julio de 2023

VISITANDO LA ESPERANZA

Cada vez que realizamos una visita a la cárcel se nos cae el alma al suelo.
Pero en nuestra última visita, encontramos la esperanza al ver la gran evolución espiritual de un "chico" al que llevamos acompañando ya unos cuantos años. Su frustración y negatividad de al principio de ingresar en la prisión, poco a poco se fue tornando en un encuentro con sigo mismo, con su atentico "Yo" que ha hecho posible recuperar su vida en un medio ostil. Porque nada es imposible para el buen Dios, que en ocasiones nos espera en los momentos más complicados, cuando el EGO o el chófer habitual de nuestras vidas huye de miedo, liberándonos de su opresora presencia.
Ahora su debilidad se transformó en fortaleza, y su resistencia en resiliencia. El camino no ha sido fácil, ha tenido de lidiar con injusticias, maltratos y muy diversas provocaciones, pero también ha contado con el cariño de algunas personas que no le han abandonado ni juzgado, ofreciéndole una alternativa mejor que desesperación, que son el amor y la esperanza.
El Silencio, la oración y sobre todo su contención hicieron el resto.
Al encontrarse con su  verdadero "Ser" pudo abrazarlo tal como era, aparentemente pequeño como un niño, pero en verdad enorme como un universo en expansión, dónde uno es libre de conocer sus verdaderos deseos, esos que siempre se cumplen.
Su deseo era ser libre y encontró la verdadera libertad en prisión, la libertad de amarse tal como es y libre para perdonar-se.
Y de aquel volver a ser niño, recordó la historia de cuando por edad lo era. Un niño africano, siempre alegre que transformaba todo lo que parecía negativo en experiencia de vida, desdramatizando todo con su sonrisa.
Aquí os dejamos con un trocito de su historia, escrita por el mismo, tras ver y ser consciente de que la luz la tenía dentro. Esperamos que está historia escrita en una prisión también sea luz y esperanza para vosotros:

E P. L. C.P. Ocaña II

EL NIÑO DEL LOCO

Me llamo Lep y mis padres me llaman el niño del loco. Es una his- toria que ocurrió en Yaundé la capital del Camerún. Teníamos cinco meses mi hermano gemelo y yo. En Camerún es fácil encontrar cosas sin que la obra sea acabada en pleno centro de la ciudad. Y no suelen tener ningún tipo de seguridad, y son lugares ocupados por cualquier tipo de persona asi que una de ellas en concreto en la quinta planta vivía un loco pero muy loco. Fue un domingo, mis padres decidieron ir a pasear
 Mi hermano gemelo y yo íbamos montados en dos carritos de bebé, yo con mi papá y él con mi mamá, llegamos a un super y mi padre entró para comprar algún refresco y nos quedamos con mi madre.

En ese momento salió un loco no se sabe de dónde sin palabra alguna me sacó del cochecito y se fue corriendo conmigo y me agarró subiendome con él hasta la quinta planta. Mi madre impotente solo lloraba y gritaba a mi padre:¡un loco! Llegó mi padre y mi madre le relató lo ocurrido. Mientras el loco estaba asomándose conmigo por la ventana de la quinta planta gritando que Dios había escuchado su oración que siempre pidió. El loco me cogió cuando mi padre intentaba acercarse, por un pie y me ponía colgado boca abajo y diciendo que si alguien se acerca me soltaría. Llegó la policia pero nadie conseguia acercarse para librarme de las manos de aquel loco.

Su mensaje era siembre lo mismo, si alguien se acerca lo dejaré caer. Había una multitud y nadie para librarme. Mi madre a punto de morir de llanto. La gente sacaba un montón de dinero para que el loco me soltara pero su respuesta era que su necesidad no era el dinero sino tener un niño. Mi padre al borde del colapso. Al poco tiempo llegó otro loco, miró y analizó fijamente la situación, guardó silencio y al cabo de un rato empezó a pedir a la gente una moneda, que era el equivalente a diez céntimos de euro, para librarme de las manos de ese loco. Nadie le hacía caso ya que la gente lo habia probado con un montón de dinero y no había querido, y sobre todo su petición de diez céntimos no tenia ningún sentido. Hasta la policia estaba desesperada, mientras otro loco no paraba de pedir la moneda y se la dieron para que no pusiese más nervioso a la gente. Asi que al recibir la moneda, el otro loco se fue. Al poco tiempo, volvió con una cuchilla que valía de diez céntimos, levantó su mano gritandole al loco diciéndole: ¡Bajate con ese niño muy deprisa sino te voy a cortar el piso y te vas a caer!

El loco que estaba conmigo había visto la cuchilla y empezó a llorar diciendo: "Por favor, no cortes el piso, que voy a bajar. Por favor, no cortes el piso, que voy a bajar" Y bajó conmigo. Hoy puedo escribir esta historia del loco que me salvó la vida y de otro loco. Antes de terminar quiero decir algo. En esta vida nunca se sabe quién puede darte la luz, quien puede ayudarte y quien salvarte. A mi me salvó una moneda y un loco.


PREMIO COMPROMISO

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