Esto qué voy a explicar sirve para todo en la vida, no solo la espiritual, aunque lo espiritual está en todo.
No me alejaría mucho de la verdad si dijese que hemos creado una versión distinta de la realidad, que no es real, pero que nos hace sentir muy cómodos.
Un mundo de fantasía, donde no es necesario ni conveniente renunciar a nada. Siempre hay solución para nuestro apetito casual y caprichoso.
Un mundo que es concebido por otros, aunque creamos que no es así, pues es un mundo impuesto por nuestros sobreexcitados deseos de llegar a ser algo, que ya somos.
Esta maliciosa fantasía se ve en todas las esferas sociales, siendo igual en todas, aunque con resultado distinto, pues a mayor poder adquisitivo, mayor capacidad para llevar a término las fantasías.
Si la primera fantasía es el individualismo, el pobre sólo puede encerrarse en su propia habitación o apartamento, alimentando sus fantasías vía internet por cable y sus diversas plataformas de series devoradoras de nuestro tiempo y realidad.
El que es rico muestra su individualismo mediante un gran chalet-prisión, bien amurallado, donde nadie pueda ver lo que pasa con su interior, ni alcanzar la riquezas.
Las fantasías se extiende a la vida familiar, con las ya conocidas planificaciones aberrantes implantando óvulos en organos reproductores viejos, dejando una nevera lleva de personitas congeladas para otro momento o no.
El físico es lo más importante por ser lo más superficial en un mundo de superficie. Así que si puedo me hago retoques y hasta reconstrucciones para que así pueda sentime yo. Y nada más lejos del verdadero Yo. Una liposucción y si no me da, pues gimnasio a mogollón.
Pero no exageremos, que ahora lo moderno es una familia "retales" o sea con hijos de diversos padres y madres. Pero esto no es problema, el problema es lo que lleva a esto, fruto de la no aceptación de nosotros, con nuestras carencias y menos aún la de nuestras parejas. Así que si puedo, antes de complicarnos la vida intentando buscar el origen del problema, pues "hay muchos peces en el mar". Lo peor no es esto, sino que además me enorgullezco de esto. Porque es cierto que la separación se convierte a veces en mal menor, pero nunca será un bien cuando hay dolor e hijos por medio.
A nivel social la fantasía es tremenda, empezando por la estructura social de países divididos por unas fronteras de fantasía, pintadas en libros y luego construidas en los montes y riberas. Luego llega la política y el nacionalismo derivados de las fronteras fantasía.
La ideologías políticas fantasean con ser la solución a todo por si mismas etc...
La respuesta social a las necesidades, fantasean con soluciones fantasmas, por creer que los problemas de la sociedad se soluciona dando cosas o servicios, en vez de ir al origen del problema, que no es otro que la fantasía del individualismo y de las ideologías que creen solucionar esto imponiendo lo contrario.
Las fantasías son tremendamente dañinas pues nos impiden aceptar nuestra realidad y poder crecer desde lo que somos. Personas que nacemos con todo y en todo podemos desarrollarnos sin necesidad de falsear lo que somos, afrontando así cada visicitud como una oportunidad, sin utilizar salidas trampa.
En los creyentes, esto del maligno fantasía se ve con mayor claridad.
Si alguien nos ayuda a descubrir la verdad de lo que somos, dándonos como ejemplo su propia vida, una vida humilde pero rica por ser compartida. Entonces creamos una religión que nos ofrezca todas las promesas futuras a través de ritos mágicos. Eso siempre será mejor que iniciarnos en la complicada aventura (camino angosto) que puede ser descubrir el Reino de Dios en nuestras vidas y de ser coherente con ese reino de justicia, donde todo es de todos, donde el esfuerzo no es sólo para mí y los míos, ni el fruto me pertenece. Esa vida espiritual no es para el que busca la perfección en la fantasía de los templos y sus religiones exactas.
La religión nos permite vivir cómodamente como si Jesús no nos hubiese despertado nunca de esta fantasía.
Luego están lo que lo entienden pero siempre tienen alguna excusa para dar el paso hacía la coherencia evangélica o los que creen que pueden hacerlo desde su posición, diciendo que cada uno tiene su carisma y el mío es producir, dando limosna.
Lo peor de todo es que la religión se acomoda perfectamente a una sociedad de poder es tener. Llegando a ser parte fundamental de su éxito, por ser un medio de control excelente, además de justificación transcendental de un modo de vida egoísta mientras exista un cumplimiento de la religión.
La espiritualidad cristiana está reñida con esto, pues Cristo estableció justamente lo contrario, "El que quiera ser el primero, sea vuestro servidor". Él mismo lavó los pies de sus discípulos como ejemplo y señal del camino real.
Jesús nos demostró lo inseparable del cuerpo y el espíritu, a través de una forma de vida clara y en comunidad. Una Vida de oración y servicio, donde se trabaja desde abajo, dese las últimas posiciones de los convidados. Sólo desde la humildad podemos acercarnos a Dios, con amor y desarraigo vivirlo, para tenerlo siempre que lo entregamos.
Él nos dijo que YA somos Luz y que solo nos queda vivir el Reino de Justicia para que todo lo demás se nos dé por añadidura. Este Reino está en nosotros, pero se vive en comunidad. "Cuando dos o más estén en mi nombre..." ¿Pero quién quiere vivir hoy en comunidad, teniendo la posibilidad de un apartamento donde nadie me da problemas?
La parte importante debe de comenzar por vivir ese Reino de Paz en nosotros, a través de conocerlo, de contemplarlo de hacerlo consciente, para ello nos valemos de pocas palabras y aunque no digamos ninguna, ya decimos demasiadas, pues estamos llenos de pensamientos sobreexcitados, deseos y Ego.
Debemos de buscar el desierto, sólo allí se nos mostrará la verdad y nos hará libres de todo lo que necesitamos.
Pero no nos enseñarán a orar, pues seremos peligrosos por interpretar con libertad el Evangelio en nuestras vidas.
Necesitamos tiempo de silencio y contemplación para conocernos y así poder amarnos y amar.
La cosa es más sencilla de lo que parece, pero no nos parece y la realidad siempre nos alcanza.
Daniel Almagro
