CONGRESO DE "BOCA"CIONES
Congreso de «Boca»ciones
Por Daniel Almagro
Recuerdo la alegría cuando me dijeron «hemos pensado en ti» para dar un testimonio en el «Congreso de vocaciones» de la Iglesia, lo preparé con la ilusión de un niño que se ve acogido por su Madre, pese a su rebeldía y trastadas producidas con el único fin de llamar la atención sobre la realidad de lo que nos sentimos consagrados a la Misión y a la familia de forma natural. (Lo que llamamos «La Consagración Natural»).
Tras mas de una década de trabajar en la Misión Ingentes, acogiendo y haciendo comunidad con personas sin hogar, había llegado el momento de dar a conocer esta vocación.
Pero Dios hace las cosas bien y a falta de dos semanas para el congreso, recibí la llamada de un amigo, al que quiero y querré, admiro y admiraré, Don José María Calderón, presidente de la OMP. En ella me advirtió de mi exclusión del congreso a causa de un video que gravé llamando la atención sobre la falta de acompañamiento y atención de las comunidades católicas que misionamos en familia, pero utilicé un diminutivo al referirme a nuestro Cardenal Don José Cobo y me imagino que eso no sentó muy bien. Al mismo tiempo mi canal de YouTube apareció bloqueado etc… Y me diréis ¿Cómo dice que Dios lo hace todo bien? Pues porque como dije a mi amigo José María «Todo es para bien». Lo primero que hice fue pedir perdón por mis actos y mas tarde también lo di a conocer, pues debemos de poner Luz sobre todo lo que ocurre en nuestra Iglesia, ya que no hay nada oculto que no llegue a descubrirse y en nombre de tantos que se han visto excluidos como yo.
Pero lejos de rencores, decidí abrazar mi Cruz e ir a servir a aquél Congreso del que me habían excluido como ponente, a fin y al cabo soy misionero y llevo un mensaje de amor que debo de entregar. Gracias aun amigo que «apareció» en mi camino (sus caminos) pude inscribirme y asistir calado hasta los huesos, pues llovía inténsame en Madrid.
Los responsables del voluntariado nos acogieron con gran cariño y al poco tiempo, después de una foto en equipo, empecé a trabajar como como acomodador cerca de la entrada donde me encontré con Don José María Calderón, que se me quedó mirando con ojos de incredulidad, ¿Cómo era posible? Nos saludamos afectuosamente, pero nuestros ojos se quedaron clavados el uno en el otro, nos comunicábamos sin hablar. El es un hombre de fe y sabia que ese encuentro no era por casualidad y al rato se marchó, sin decir mucho más.
Empezó a llegar la gente, todo comenzó a tomar forma y yo empecé a ser consciente de lo que significaba toda esta fiesta de las vocaciones, pude ver al Cardenal Don José Cobo y a toda la curia que le rodeaba. Luego la prensa, las diferentes congregaciones de toda la vida, jóvenes de parroquia y movimientos de toda la vida, hasta a una profesor de mi escuela de cocina, que en su día quiso introducirme en un campamento de un movimiento católico conocido, que hoy doy gracias a Dios porque no dejó que yo ingresara en ninguno de esos grupos. El Ostentoso «Madrid Arena» me parecía un gran teatro donde todos representaban su papel, donde parecía que promulgaban algo nuevo, pero era lo de «toda la vida», buscando convencer a los YA convencidos, como me parece el Sínodo y otras cosas que rodeadas de un aura progresista, buscan cambiarlo todo, para que todo siga igual.
Allí se hablo de la supuesta igualdad de todos, pero eso si, cada uno debe tener claro su lugar. El Clero sobre los laicos, y entre medias consagrados, pero los matrimonios no se pueden mas que consagrar a ellos mismos y si a caso ser laicos comprometidos. Un Congreso que se da de «Boca» con querer cambiarlo todo, para que todo siga igual, pero con una apariencia distinta y necesaria para ir parejos a este mundo marcado por agendas que nadie ha votado y el control mediante la dictadura del pensamiento único. En vez de buscar nuestra autenticidad, buscamos ser admitidos por una sociedad en decadencia. Por lo tanto cayendo igualmente en la misma piedra que ellos, haciendo un guiño al WOKISMO y a su vez otro al conservadurismo, para no perder lo conseguido, ni entrar en conflictos que pudieran hacer cambiar el estado general de tibieza.
Todo esto con una beligerancia radical ante todo el que se sale del redil, pero de forma que no se deje ver, que no deje más rastro que el dolor del afligido, pensando que así se irán los molestos o incluso el pecado, olvidando que lo contrario al amor no es el odio, pues hay un paso, sino la indiferencia a la que condenan a todo aquel díscolo con lo impuesto desde arriba, desde donde nada se puede cambiar, pues ÉL lo hace todo desde abajo, desde los mas sencillos que siguiendo el Espíritu se cuelan allí donde ellos no esperan, reventando con amor los odres viejos, que no soportan mas que lo establecido.
Me quedo con lo mejor, con los voluntarios que servían allí, con tanta gente buena que aún siguen dormidos, pero que desean despertar aún que no sean conscientes de ello y que se habían acercado allí donde recibieron de nuevo el somnífero del cumplimiento = cumpli- y-miento en vez de acompañarles al encuentro con su verdadero «Yo» donde el Padre ha escrito Su ley que es fuente de justicia para todos y que nos une para hacer posible misiones imposibles. La de mi comunidad seguirá siendo despertar a quien quiera ser despertado, para hacer lo que realmente quiere SER y hacer, no lo que el mundo impone.
Solo puedo dar gracias a Dios porque con esto me ha dejado ver con más claridad mi misión, dándome la posibilidad de conocer personas que le buscan y he podido comprender que no podemos seguir homogeneizando las vocaciones en sacerdotes, monjas y laicos con familias numerosas, sino en que debemos de acompañar para que todos encuentren su misión en el mundo, sin necesidad de ser controlados y sí de ser acompañados, formados, alentados a la misión desde su propia realidad o lugar donde Dios les haya colocado. Sin necesidad de maestros, pastores o gurús, pero si de referentes que les sirvan para clarificarse en su discernimiento y misión.
Solo si nos abrimos al Espíritu sin miedo, podremos hacer posible un cambio de verdad, con el objetivo de Ser auténticos. Mejor pocos pero auténticos como los primeros cristianos y la luz se extenderá por sí misma, sin necesidad de artificios, pues la luz en su naturaleza ilumina y sus rayos viajan hasta el fin del universo si nada se interpone.
Mientras seguiremos trabajando allí donde se nos llame y el Señor nos vaya guiando para liberar a cuantos podamos para hacerles ver que ellos pueden ser consagrados 100% a Dios para su Misión aunque parezca imposible, pues donde no llegamos nosotros. Él llega y si nosotros entregamos del todo, sin anteponer nada, tendremos el ciento por uno. Yo soy testigo.
Daniel Almagro.
Hermano de la Comunidad Misión Emmanuel donde convive con su esposa Lola, sus 7 hijos y 20 personas acogidas.
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