¿PROFETAS HOY?

 Hoy escuché como alguien muy letrado sobre cosas de Dios hablaba con nostalgia sobre los profetas de antaño y como ellos advertían el futuro etc... Yo pensé que este hermano debería de salir un poco mas a la calle para ver, observar y escucha la voz de muchos que advierten sobre todo lo que ya está pasando, pues el profeta sobre todo advierte de la realidad presente haciendo más conscientes de las posibles alternativas. Pero las religiones en fu afán de estandarizar e institucionalizar la fe, se han cerrado a la profecía descartando a los que no cumplen sus estándares de calidad que establecen los decálogos, como la obediencia, el buen adoctrinamiento y la apariencia buenista que debe de tener una santo porque si son santos estandarizados, ya no pueden ser profetas que puedan ir a la raíz y por tanto no pondrán en apuros el tinglado que han montado. Para ellos las sagradas escrituras se acabaron en el nuevo testamento, así que lo que vivimos tiene poco que a portar a la esencia de dicha religión, me da igual a cual nos podamos referir, es esto no hay diferencia. Otra cosa es la espiritualidad común y universal, esa que nos transmite Jesús cuando nos pone como ejemplos de fe a extranjeros con otras religiones (como el centurión romano, el samaritanos, el leproso extranjero que se da la vuelta etc...). Esa espiritualidad universal ha sobrevivido a la religión, gracias a las personas que no se quedaron en el cumplimiento de la misma, sino que confiaron y se lanzaron a vivir esa experiencia de Dios en sus carnes como hicieron antes Juan el Bautista o nuestro hermano mayor. En verdad todos tenemos un profeta dentro, el caso es ...¿Quién va hacia dentro y profundiza lo suficiente para poder conocerle? Ese profeta puede y echara por tierra todo el montaje creado alrededor de el personaje que hemos creado para no desentonar con el medio. 

El miedo a que todo se desmorone nuestro "matrix", hace que sean pocas personas las que puedan ser profetas de la verdad, pues no se conocen.

Otros muchos son que inician el camino de verdad, porque nadie tiene la verdad y en esa búsqueda se quedan perdidos, en cierta forma por que así lo eligen, pues suelen ser muy instruidos en esto de la espiritualidad, pero no terminan de tener claro la forma de poner en practica lo aprendido en sus vidas o no se fían del todo buscando así mil excusas que les impiden poner toda la carne en el asador o simplemente no tienen referentes que les ayuden a esta tarea, terminando por caer en una espiritualidad de museo, porque todo lo que no se usa termina por anquilosarse y perder su utilidad. Luego están los que se engañan a si mismos pensando que la espiritualidad puede ir en todo parejo a la religión y hacer mezcla con todo con un resultado deforme, pues no cumplen pero no dejan de cumplir y de practicar una espiritualidad mediocre con fructificaciones máximas en un voluntariado social, siempre que no interfiera en mi carrera profesional, en mi familia, culto al cuerpo etc... Esto es porque no terminan de desprenderse de su personaje por que creen que sin el no podrá sobrevivir su modo de vida, familia, amigos trabajo y tendrá razón, el montaje se caerá en el mismo momento en que apueste por entero a esto de  ser autentico.

Así dice Jesús, "El que no naciere de nuevo no no puede ver el Reino de Dios", de echo no puede ver nada que no esté distorsionado por el mundo, ya que cuando uno nace de nuevo, nace desnudo, pero no como nace un niño, sino un cuerpo ya con desperfectos, cicatrices y deformidades que han dejado huella en nosotros y que no son para nada agradables de ver.

El personaje no dejaría nunca que se vieran esas cicatrices, pues afectaría al todo poderoso ego, dando paso a la ira, al dolor, al rechazo de uno mismo.

Los profetas han enterrado al personaje, convirtiéndose en unos herejes para la religión y unos locos para el mundo.

Y ya loco y destartalado, no tiene miedo a hablar de lo que ve y de lo que vive en sus carnes, sintiendo una fuerza que vibra en su interior y que escapa en forma de profecías tan duras como ciertas (por ser experiencial). Una vez aportado todo, todo les es entregado. También dificultades, rechazo  y hasta persecución , dependiendo de la naturaleza del profeta, de donde viva y en que medio realice su trabajo. El profeta nacerá con dolores de parto o no será profeta. 

El profeta nace y crece porque se alimenta de su trabajo y bebe del manantial de las profundidades de la oración. 

Muchos piensan que el profeta no se equivoca nunca, pero si no se equivocase, no podría crecer ni aprender, pues la experiencia de vida hace al profeta.

Cuando el profeta madura no pierde la fuerza de su palabra sino que la administra para no perder agotarse, pues el profeta siempre anda cansado y necesita dosificarse. Ya dijo Jesús, " No deis perlas a los cerdos u os devorarán". Muchos querrán comprender al profeta y este perderá el tiempo si intenta explicar a quien no quiere abrirse del todo y pretende imponer lo aprendido, pues el profeta no puede hacer que otros vivan lo suyo y si facilitar el camino, que no suele tener nada que ver con lo aprendido.

El profeta no rivaliza con el profeta, sino que se complace en ser enseñado, creando sinergia con otros que también han descubierto su ser interior y han confiado, aunque también habrá discrepancias que ayudan mucho en este camino de búsqueda continua.

El profeta siempre grita en el desierto, pues uno no puede dejar ser lo que es allí son de se encuentro y normalmente hay mucho desierto donde la voz se pierde en la finitud sin que haya resonado en tímpano interior alguno.

"Por sus frutos los conoceréis" dijo el buen Jesús. así que solo encontrareis al profeta entre su profecía, allí donde el haya concretado su fe, en forma de un Reino de Dios, entre los que tiene sed de justicia. Lo podréis ver viviendo en mitad de un poblado chabolista, en un hospital para desahuciados, haciendo comunidad con los excluidos, pues son signo de identidad del que ha descubierto la intención de Dios. ¡¡¡Amar, Amar, Amar!!! hasta no poder más. Y allí se produce el milagro que muchos esperan, justo donde nadie quiere estar.