Juan:8:31-42
Había una canción en mi juventud que repetía la palabra Freedom una y otra vez, hasta que de tanto repetir la palabra Libertad te la creías y entonces ya parecía que eras un poco más libre, mientras bailabas al son de un ritmo frenético. La euforia hacía sentirte aún más libre, hasta que llegaba el cansancio o la música se acababa para recordarte que bailas al ritmo del que marcaba el pinchadiscos, que solía poner lo más comercial, o lo que dictaba la moda musical del momento, si realmente quería llenar la disco.
Hoy y siempre buscamos "Ser libres" y las compañías comerciales, los partidos políticos y las religiones lo saben. Cada uno te vende su producto, que supuestamente te ayudará a ser más libre.
Por ejemplo, un teléfono smartphone, que te dará libertad para llamar y hacer todas las gestiones necesarias en cualquier momento y lugar, a través de sus aplicaciones etc... te hará tan libre que no podrás pasar sin él y te llevarás el trabajo a casa, estando siempre localizado, sin poder desconectar, lo que te hace un poco más esclavo.
Otros te venden la moto o el coche 4x4, que te hará libre para ir al terreno que tú quieras...Si puedes pagar el recibo, el seguro, las reparaciones, la gasolina. Además al ser más pesado, pagas más y consume más.
O podrás comprar un piso, e hipotecar tu vida unos cuantos años....
Otros te venden una ideología que te promete hacer una sociedad más libre. Sólo tendrás que imponer tu ideología a los que no opinan lo mismo, porque tú y el partido siempre tendreis razón, aunque tengas que mentir para convercer.
Pero si tras adquirir todos los productos, no consigues vivír en libertad, aún puedes comprar el producto final. Un producto que promete la libertad eterna. Sólo tienes que seguir y creer una serie de dogmas y cumplir con el protocolo establecido a través de los oraciones, ritos y la caridad o limosna. Cumpliendo eso, la mayoría quedan satisfechos.
Una minoría llamada revolucionarios o herejes, se resistirán a seguir lo que no venga de la verdad. Una verdad discernida, buscada en la diversidad y ampliamente argumentada por la realidad de la vivencia diaria, tanto interna o espíritual o externa, por los frutos visibles.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?(lc. 6.43-44)
Y Dios viendo que no nos liberábamos de nuestro Ego ..... Apareció un tal Jesús de Nazaret en escena. Un antes y un después, abriendo Camino la Verdad y no solamente a la búsqueda, sino a "SER verdad", pues muchos discerniendo la verdad y encontrando el camino del desprendimiento material, cayeron en el Egocentrismo Espíritual, o Nirvana o éxtasis. Una especie de elevación y ya.
Pero la Luz del cielo sólo se hizo para que podamos ver mejor el Suelo.
El suelo de la realidad, una realidad que cuando es vivida y sentida en verdad, se convierte en plenitud. Una plenitud que trasciende de nosotros mismos, en una mística real o absoluta, al alcance de todos, aunque no sean entendidos en la materia.
Exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. (Mateo 11,25-27)
Ahí está el secreto que ayuda mucho a encontrar la verdadera libertad: LA SENCILLEZ.
El sencillo, el que se hace pequeño, suele necesitar poco o nada. Vive todo como una experiencia grande, pues su ego es insignificante. Hace lo que quiere, pues ve con la claridad de un niño, siendo a la vez maduro para aceptar lo que venga, si de verdad merece la pena. Y si no, pues mejor nada, o desierto donde contemplar lo inmenso de todo, en todo. Dentro y fuera, arriba y abajo, hasta poder volar. El sencillo cree que lo importante es vivir en verdad (ser auténtico) y lo demás es estar muerto.
Jesús dijo: “Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos” (Mateo 8:22)
Pero la mayoría pensará "Es mejor vivir, aunque no vivamos en verdad".
"Lo importante es sobrevivir"; Los que viven en verdad, saben que sobrevivír suele ser un lo contrario a vivir.
La mayoría pasará por la amplia puerta, la fácil, la cómoda.
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. (Lc. 13.24)
Pero pocos son los que siguen despiertos para buscar la sencillez de ser verdaderamente libres.
Por tanto seguiremos cayendo en la contradicción, yendo contra nuestra propia naturaleza, que en verdad es libre
Y seguiremos consumiendo, produciendo y destruyendo sin necesidad, hasta la finitud.
Seguiremos ganando el mundo, aunque perdamos la Vida.
Matando al vivo, para enterrar al muerto.
Triturando la verdad para hacerla tan homogénea cómo la mentira.
Seguiremos perfumando la habitación cerrada donde se condensan los humores, antes de abrirla para ventilarla, pues la creemos segura. Y sólo una cosa es segura. Que la carne se pudre y lo entregado perdura, sobre todo si es uno mismo el que se entrega.
Siempre hay quien confía y se entrega e invita a darse por amor, sin reservas.
Los hay de todo tipo, los que llevan mucho entregándose, otros poco o en el último momento. A todos se les paga igual.
Su salario es LIBERTAD.
La libertad del que se libera sé si, de sus preceptos y que levanta el vuelo a contracorriente que es cuando la velocidad del aire pasando bajo sus alas les hace sostener mejor el vuelo. Auténtica resiliencia.
Suben alto, no para alcanzar el cielo, sino para tener mejor perspectiva del suelo.
Planean con suavidad, sin violencia siempre buscando a quien ayudar y acompañar hasta que pueda también volar. Está en nuestra naturaleza.
_¡¡¡ Mira!!! Otro levanta el Vuelo.
_¿Dónde irá?
El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
(Juan 3:8)
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