En la acogida como en muchas otras cosas existen ideas preconcebidas, derivadas muchas veces un idealismo o ideología tan teórica como perjudicial, tanto para el acogido como para el que acoge.
Una acogida realista y eficiente se basa en el intercambio de esfuerzos, no en un esfuerzo unidireccional de acogedor desde el paternalismo y la superioridad excluyente. Cuando el acogido participa en la actividades del programa de acogida implicándose en su propia inclusión todo funciona, pero normalmente no es tan fácil y tenemos que luchar contra la frustración que acompaña al acogido. Solo con unas normas claras de convivencia y la unidad del equipo de acogida podremos tener la autoridad suficiente para dar confianza al acogido en nuestras decisiones diarias.
Las normas dan seguridad a los acogidos entre si, haciendo posible la acogida.
Otra base de la acogida es la unión del equipo acogedor, que el acogido observe que los acogedores trabajan en una misma dirección que impida a sus frustración colarse entre el equipo creando fisuras que puedan rompan la unidad, fomentando así a la inseguridad del acogido frente al programa, llegando incluso la desmotivación y la perdida de interés, por tanto el abandono del programa y el fin de la acogida. La división del equipo puede invitar al acogido a elegir el equipo que mas beneficio de aporte o menos le exija, buscando el camino fácil, que no suele ser el mejor.
Si el equipo A de acogida toma una decisión el acogido buscará asilo y refuerzo en el B, entonces el B debe de comunicarse con el A sobretodo si el B es un equipo externo que no conoce el día a día de la acogida o no tiene experiencia de acogida. El acogido puede interpretar el interés del B y su descoordinación con el A como total desunión etc... Sin hablar que el equipo B puede caer en el proteccionismo deshaciendo todo lo conseguido y produciendo un dependencia o sociodependencia muy dañina. De persistir el problema incluso terminar con el proyecto de acogida o deteriorarlo por desgaste del equipo acogedor interno.
Nadie es mas que nadie. El acogido tiene su trabajo y el acogedor el suyo, dejando claros los límites pues la convivencia entre acogidos y acogedores puede difuminarlos
También tenemos que dar la oportunidad de cambio a otro programa que se adapte mejor a su características.
El acogido es una persona capaz de valerse por si misma y por eso no debemos de caer el el proteccionismo paternal pensando que le hacemos un favor. Si el acogido cumple el programa el acogido debe continuar y si no la acogida debe de terminar y dar la posibilidad al acogido de aprender la verdad, que es que todos debemos ganarnos la vida por nuestro esfuerzo y no por el de los demás, que tenemos derechos pero también deberes.
Todos merecemos una oportunidad pero todos tenemos que trabajar para aprovecharla.
Si los queremos, los CREEMOS capaces, no dependientes.
Daniel Almagro.
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